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Esta época del año trae momentos muy intensos. Sin duda, el más importante es la nochebuena y la celebración de la Navidad. No hay nada comparable para los cristianos. Pero acto seguido llega el final de año… momento de pararse y ver como de un vistazo lo vivido en los últimos 12 meses y de alegrarse esperanzados – ¡que no nos falte la esperanza! – por lo que está por venir. Este momento reflexivo y festivo a la vez, lo compartimos con creyentes de todos los signos.

La espiritualidad ignaciana nos facilita algunas herramientas preciosas para mantener una fe viva y dar profundidad a nuestro día a día. Una de ellas es el llamado “examen”, una especie de “fórmula” que, usada a diario, da dinamismo a nuestra relación con Dios y nos ayuda – mucho – a buscarlo y hallarlo en todas las cosas. Este esquema, que san Ignacio propone en los ejercicios espirituales, puede servir también para quienes quieran hacer un balance del año que ahora termina.

Ofrezco una sencilla canción que concentra el espíritu del examen ignaciano y, sobre todo, una profunda acción de gracias, acompañada de la ofrenda de la propia vida. No hay mayor alegría que dejarnos y sabernos en manos de Dios y, desde ahí, contemplar… Los errores se convierten en oportunidades, las ofensas en perdón y reconciliación… luego queda decir AQUÍ ESTOY, SEÑOR.

Sólo quiere ser una invitación a entrar en diálogo con Dios y con uno mismo: una invitación a agradecer, a reconocer, a pedir perdón, a desear y generar cambio personal… siempre acompañados, comprendidos y dejándonos mirar por Él.

También facilito la letra con un pequeño guión que desgrana algunas claves para trabajarla… pero no está hecha para el análisis, sino para cantarla en cualquier recodo del camino.

Aquí lo encontraréis todo: Aquí estoy, Señor (Maite López)

Gracias 2015. ¡¡Bienvenido 2016!!