Hay mujeres que inspiran, que acompañan, que te muestran el camino, que te desbordan… Pero hay una que lo tiene todo: María, la madre de Jesús, nuestra Señora.

A ella le pido «que nos ponga con su Hijo», porque hizo vida el Evangelio y supo hacer cada día la voluntad de Dios.

 

AVE MARÍA, AVE MARÍA, AVE MARÍA

Dios te salve María, llena eres de gracia
el Señor está contigo, bendita tú eres
entre todas las mujeres
y bendito, bendito es el fruto
de tu vientre Jesús

AVE MARÍA, AVE MARÍA, AVE MARÍA

Yo me siento tan frágil
¿cómo vienes a mí?
¿cómo buscas mi pobreza?
Me abandono en tus manos
Hágase tu voluntad
y proclama, proclama mi alma
tu grandeza, oh, mi Señor.